Читать онлайн «La marca del meridiano»

Автор Лоренсо Сильва

En una sociedad envilecida por el dinero sucio y la explotación delas personas, todavía el amor puede ablandar a las fieras. Un guardia civil retirado aparece colgado de un puente, asesinado de manera humillante. A partir de ese momento, la investigación que ha de llevar a cabo su viejo amigo y discípulo, el brigada Bevilacqua, abrirá la caja de Pandora: corrupción policial, delincuentes sin escrúpulos y un hombre quijotesco que buscará en el deber y el amor imposible la redención de una vida fracturada. Ambientada en la Cataluña actual, esta absorbente novela policíaca de Lorenzo Silva, maestro indiscutible del género, se adentra más allá de los hechos y presenta un sólido retrato del ser humano ante la duda moral, el combate interior y las decisiones equivocadas.

Lorenzo Silva

La marca del meridiano

ePUB v1. 1

21. 11. 12

Esta novela obtuvo el Premio Planeta 2012, concedido por el siguiente jurado: Alberto Blecua, Ángeles Caso, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y Emili Rosales.

Para Noemí, mi mar de Barcelona

ADVERTENCIA USUAL

Como de costumbre, los lugares que aparecen en este libro están inspirados, siempre con cierta libertad, en lugares reales. Algún personaje, y alguno de los hechos narrados, se inspiran también en sucesos reales, pero con idéntica libertad en su recreación. El relato que sigue ha de considerarse, por tanto, fruto de la invención del novelista y no debe inducir a atribuir conductas, acciones o palabras concretas a ninguna persona existente o que haya existido en la realidad.

Del noveno grado del signo de Tauro es la piedra a que dicen zumberie, y en latín esmeri. Su propiedad es comer todos los cuerpos de las otras piedras.

Y los maestros adoban las que son preciosas con esta piedra, molida sobre tabla de cobre, o de plomo, o de algunos fustes señalados que son para esta maestría; y tajan de ellas lo que quieren, o las horadan, ca no ha piedra que le pueda defender sino el diamante solo.

ALFONSO X, Lapidario

CAPÍTULO 1

UN AFÁN PARTICULAR

No era el momento ni el lugar, pero vio la ocasión y eso es algo que una mujer no desaprovecha nunca. Tan pronto como el guardia Arnau enfiló hacia los aseos de la gasolinera, la sargento Chamorro se dio la vuelta y, mirándome como si quisiera fulminarme, me espetó:

—Tú te estás guardando algo.

Cuando una mujer le arroja esa sospecha a un hombre, se trata de algo más que él y ella (Chamorro y yo, en este caso) retándose a cuenta de algo que el varón debería haber revelado y ha preferido ocultar. Es la oscura ciencia acumulada por millones de mujeres desde el principio de los tiempos, frente a la culpa no menos sombría alimentada por millones de hombres desde más allá de lo que se guarda memoria. Porque un hombre siempre oculta algo, siempre lleva a cuestas algo que preferiría no haber hecho o dicho o sido, y una mujer siempre tiene un sexto sentido que le permite olérselo, y el descaro o la temeridad o lo que quiera que haga falta para exigirle que lo confiese. Porque los actos de los hombres son a veces como la espuma, que sube y baja con la misma facilidad, y sin demasiado motivo, mientras que los actos de las mujeres, que no por eso son menos perniciosos cuando toca, tienen que ver con algo que llevan agarrado al vientre y de lo que no abdican jamás, así las fusilen o las quemen en la hoguera. Eso les permite pedir cuentas con la fiereza con que nos las piden, y eso, que no entendemos y en el fondo le repugna a nuestra razón práctica, nos impide a los hombres aceptar el deber de rendírselas. No pretendo que nada de lo dicho tenga la menor validez científica. Estoy dispuesto a retirarlo todo, a desecharlo como una de esas generalizaciones necias con las que tratamos de reducir, sin éxito, nuestra perplejidad ante nuestro propio comportamiento y el de nuestros semejantes. Pero a mí me ayuda a comprender por qué, aunque sabía que ella sabía y que aquello no iba a mejorar las cosas, decidí escurrir el bulto y responderle: