Читать онлайн «Nocturno»

Автор Луиза Купер

PRÓLOGO

CAPÍTULO 1

CAPÍTULO 2

CAPÍTULO 3

CAPÍTULO 4

CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 6

CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 8

CAPÍTULO 9

CAPÍTULO 10

CAPÍTULO 11

CAPÍTULO 12

CAPÍTULO 13

CAPÍTULO 14

CAPÍTULO 15

CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 17

CAPÍTULO 18

CAPÍTULO 19

CAPÍTULO 20

CAPÍTULO 21

BRUHOME

INDIGO

Libro 4

NOCTURNO

Louise Cooper Traducción: Gemma Gallart

Ilustración de cubierta: Horacio Elena

EDITORIAL TIMUN MAS

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni el registro en un Sistema informático, ni la transmisión bajo cualquier forma o a través de cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación o por otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.

Diseño de cubierta: Víctor Viano

Título original: Nocturne (Book 4 of Indigo)

© 1988 by Louise Cooper

© Editorial Timun Mas, S. A. , 1990

Para la presente versión y edición en lengua castellana

ISBN: 84-7722-415-3 (Obra completa)

ISBN: 84-7722-518-4 (Libro 4)

Depósito legal: B. 40. 829-1990 Hurope, S. A.

Impreso en España - Printed in Spain

Editorial Timun Mas, S. A. Castillejos, 294 - 08025 Barcelona

Noche y silencio. ¿Quién está aquí? Shakespeare: El sueño de una noche de verano

Para Loma,

que está eminentemente cualificada para ser miembro de la Compañía Cómica Brabazon

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OÉV-

PRÓLOGO

En la fría, región más meridional de la tierra, en el linde de los enormes peñascos de hielo que custodian los territorios polares, Cathlor Ryensson gobierna en paz su pequeño reino desde la enorme y antigua fortaleza de Carn Caille.

En la sala de Carn Caille, el rostro del padre de Cathlor sonríe en el retrato que cuelga —desde su muerte acaecida cinco años atrás— en el lugar de honor sobre el sillón del rey; y junto a ese retrato cuelga otro, con los colores algo desvaídos por el aire salobre y el humo de la chimenea, que representa un grupo familiar. Este cuadro es particularmente hermoso; parece tan real que resultaría fácil imaginar a las cuatro figuras de la tela a punto de alzarse y, tras desperezarse, descender del marco para atravesar el estrado y ocupar sus lugares en la mesa real.

Pero el rey Kalig, la reina Imagen, su hijo Kirra y su hija Anghara, están muertos hace mucho tiempo. Aniquilados por la fiebre, recordadas ahora tan sólo en relatos y baladas, que cayó como una plaga sobre las Islas Meridionales más de un cuarto de siglo atrás, sólo se los evoca en relatos y baladas.

O eso al menos cree la gente.

Muchos de quienes pasan ahora por esta sala no recuerdan en absoluto a Kalig ni a su familia. Todo su interés se centra en la nueva dinastía fundada por Ryen que se prolonga hoy en su hijo; y aunque algunos se detienen de vez en cuando a contemplar el retrato con admiración y respeto, pocos pueden acordarse ya de la graciosa voz de Imagen ni de la risa espontánea de Kalig.

Nadie, y mucho menos el rey Cathlor, sería capaz de imaginar siquiera en sus más extravagantes sueños que un miembro de la familia de Kalig siga aún con vida, ni que fuera posible volver a ver sin que hubiera envejecido ni cambiado, el rostro serio de la muchacha de cabellos ligeramente rojizos que se sienta a los pies de su padre en el antiguo retrato.